Visita guiada virtual

Visita guiada virtual por el Centro Nacional de la Música y la Danza

Algunos proyectos y/o acciones surgen, a veces, por improntas no felices.
El inicio de actividades artísticas en este Centro, fueron parte de una acción desesperada que realizaron en conjunto TODOS los agentes de la Dirección de Música y Danza, compréndase, organismos en su totalidad y administrativos.
Los rumores que empezaron a correr a mediados del 2000, sobre una decisión oficial de seleccionar una cantidad de edificios antiguos que serían pasados a demolición, se oyeron con más peso promediando el 2001. El Centro Nacional de la Música y la Danza estaba en el listado, irónicamente, en el año de cumplirse 100 años de su inauguración y a cambio de realizar una fiesta se lo homenajearía destruyéndolo.
Surge la propuesta de proyectar un ciclo de actividades culturales con el fin de demostrar que era viable el reconocimiento y aceptación del público, “CICLO DE PUERTAS ABIERTAS”. Durante tres meses, octubre a diciembre, jueves – viernes, de 19 a 22 hs, y sábados y domingos de 17 a 22 hs., hubo conciertos y espectáculos de danza, incluyendo servicio de cafeteria y bocaditos, localidades completas, éxito total.
Las visitas guiadas se realizaban a primera hora, antes de las actividades artísticas, la primera visita convocó 89 personas.

Los invitamos a una visita guiada virtual por el Centro Nacional de la Música y la Danza

(El siguiente texto es una transcripción de la visita guiada, a cargo de Elsa Avalos, que se le ofrecía al público durante el ciclo “PUERTAS ABIERTAS” organizado por los trabajadores en 2001 para salvar de la demolición a este maravilloso y valioso edificio histórico)


Paul Grousac
               Saludo. Bienvenidos al Centro Nacional de la Música y la Danza. Mi nombre es Elsa Avalos. Mi tarea humilde, es relatarles la historia de este edificio y sobre alguno de los muchos personajes que han trabajado en estas dependencias.

               Habrán podido apreciar que en la fachada se lee la inscripción BIBLIOTECA NACIONAL, bien comenzaré mi relato con una somera historia de nuestra Biblioteca Nacional. La misma fue inaugurada en el año 1810, por iniciativa de Dr. Mariano Moreno, la misma funcionó en el predio que abarca la manzana de las luces, sobre la actual calle Moreno, la cual adquirió este definitivo nombre después de haber pasado por varias denominaciones. Transcurridos los años y varios directores en el año 1885, asume el polígrafo Paul Grousac, un francés que había recalcado en Buenos Aires por los años 70`, sumándose al grupo intelectual de la generación del 80'. Habían pasado casi 10 años de llevar a cargo sus funciones de director, presenta ante el presidente nacional,  Roca, un reclamo referente a la falta de espacio para guardar libros y recibir a los usuarios de la biblioteca en el predio donde esta funcionaba. El presidente Roca, ante el determinante informe presentado, autoriza a Grousac elegir un edificio, de los varios que en esa época floreciente de Buenos Aires estaban en construcción, el polígrafo (escritor, traductor, analista de textos complejos y apócrifos) señala éste, México 564.


Ante la abertura principal, un mármol reza
 “1901-AÑO DEL SEÑOR”
             Carlos Mora, era el arquitecto responsable, del diseño y construcción. Un italiano llegado estas tierras, para desarrollar sus estudios realizados en las escuelas italiana y francesa.
En 1883/4, gana por licitación construir varios edificios en la ciudad de Buenos Aires.
Cuando Grousac, elige el predio, el edificio estaba en avanzado proceso de construcción, iniciada en 1896 pero para ser sede de la LOTERIA NACIONAL.
 Se ponen en contacto Mora y Grousac, y acuerdan adaptarlo a las necesidades requeridas para biblioteca.
            La construcción es acorde al estilo de la época, el aclectisismo, templario palaciego.
Templario, por su fachada: basamento con almohadillado discreto; piano nóbile con balconada y  columnas, toscano/corintias (el capitel) monumentales (que abarcan dos pisos) se extienden hasta el ático; un tímpano con acróteras laterales, rematan la primer visión.

Los bolilleros de la escalera
anuncia el destino original
del edificio: Ser sede de la
Loteria Nacional

            Ingresando; el estilo palaciego, nos sorprende, el piso reciclado en partes, las puertas, las columnas estucadas simulando mármol, la base de las mismas es de mármol de carrara, de estilo italian, con los detalles rococó francés en sus arcos y escudos en la parte superior de las puertas. Ante la abertura principal, un mármol reza “1901-AÑO DEL SEÑOR” en latín, año de la inaguración de la Biblioteca Nacional, exactamente el 27 de diciembre, 109 años atrás. Desde el hall hay acceso a dos oficinas, ocupadas actualmente por la CNDC, seguridad, y el pasillo que va a la biblioteca del Instituto de Musicología.

             La majestuosa escalera de mármol de carrara permite el ascenso a los pisos superiores, aunque también se dispone de un ascensor, original, su estructura en madera de cedro asimismo su maquinaria.
            El importante barandal de la escalera, en bronce, presenta un trabajo artesanal de bolilleros, culminando en el hall del 1º piso con un gran bolillero que funciona como luminaria. Hay 5 salas, la  central y principal es la Sala Borges, que se ha conservado todo como era en la inaguración, sus muebles, empapelado, el hogar, sobre el que hay un óleo anónimo y de un personaje desconocido.
 
Esta sala era el despacho principal, de los directores; relatos de Borges y la Sra. Kodama, confirman que aquí frecuentaba almorzar, luego se reunía con sus colegas y alumnos a estudiar diversos textos. En el despacho de la derecha, es donde iniciaba sus tareas matutinas con el desayuno, esta sala también tiene hogar. Los otros despachos eran utilizados por distintos dependientes y/o empleados. Actualmente está resguardado en el despacho Borges un reloj francés de findes del siglo XVIII, con el cual estaba cronometrado los demás relojes de todos los despachos, que se usaban para el control de ingreso y egreso de los empleados; el único que se conserva está en la Sala Williams.

Actual sala Williams cuando funcionaba
 como sala de lectura. Se aprecia  las paredes revestidas de
estantes llenas de libros, la balconada y los pupitres
  La puerta a la izquierda de la escalera da acceso a una balconada, que circunda la sala de lectura, en planta baja, con balaustre de mármol. Tiene una capacidad de 250 pupitres, las cuatro paredes revestidas de estantes donde estaban los libros, las mismas se extienden hasta el piso superior. En la planta baja, cuatro paneles, en madera, tienen grabados los nombbres de filósofos, escritores, científicos, señalando el orden de los libros.
            En la parte superior, las ovas fueron incorporadas con los nombres de todos los directores que pasaron por la biblioteca, de 1810 a 1821, 1821 a 1833, 1833 a 1858, 1858 a 1885, año en el que asume Grousac, en los laterales se aprecian dos ventanales dioclesianos, que dan luz natural a la sala de lectura, estos detalles fueron agregados para darle un nombre literario. En las cuatro esquinas de la gran sala, hay cuatro telamones sosteniendo respectivas estatuas alegóricas al juego, Abundancia, Fortuna, Azar, Codicia, estaban en principio de la construcción. La parte central del techo presenta una pseudo-cúpula con vitreux originales barceloneses, actualmente en restauración.

Alegoría de la abundancia

            Regresando al hall del primer piso, sobre la mano derecha por la importante escalera de madera vamos al segundo piso, antiguamente el ático. Era de construcción típica casa chorizo/ó italiana, habitable para el director, estos eran edificios de oficio. Aquí vivió hasta su muerte Paul Grousac, fué el único en habitar esta casa. Cuando se adjudica para Centro, estaba en tal estado de deterioro, que no se pudo rescatar nada, fue demolida.
            Actualmente en esta nueva construcción estan las oficinas de los directores y asesores de Dirección de Música y Danza, con los respectivos escritorios para las secretarias. Se ha realizado un “Patio de Los Suspiros”, para sarle un nombre romántico a la construcción. Asimismo se aprecian las luciérnagas con vitraux originales, también barceloneses, que dan a la escalera principal del edificio.

Sala Ginastera, salón de ensayo del Ballet Folklórico Nacional
y de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea

            Al fondo de la balconada, se accede a la Sala Ginsastera, inaugurada en el año 1996, como sala de ensayo del Ballet Folklórico Nacional y otras actividades referidas a la danza. Conserva, esta sala semi-circular, sus ventanales originales y los detalles barrocos en su techoademás del escudo sobre la entrada principal. Esta sala fue reciclada completamente. Cuando se traspasa el edificio para ser Centro Nacional de la Música y de la Danza. Primitivamente, era una balconada circular, “su centro abierto con vista al 1º piso”, donde funcionaba el auditorio; una vez cerrado el centro, se rescatan dos salas, primer piso y planta baja, donde se puede ingresar por la señorial escalera que está al fondo de la sala, pero actualmente en desuso.

Sala Guastavino, espacio de conciertos y sala de ensayo de
la Banda Sinfónica de Ciegos
             En el auditorio se programaron y realizaron conciertos, organizados por el músico/compositor Alberto Williams, desde la inauguración del edificio hasta el 1906 aproximadamente. Por estos año, se comienza a utilizar éste para el resguardo del acervo de la biblioteca, aumentando año a año, asimismo se utiliza con la misma finalidad la balconada del primer piso. Los 44 años de dirección de Grousac, no incrementaron su peculio personal pero sí considerablemente el de la biblioteca.
            Actualmente esa planta baja es utilizado para el ensayo de la Banda Sinfónica de Ciegos, y alguna presentación menor, literaria y/ó musical.
            Un informe del arquitecto Mora del año 1908, señala las condiciones calamitosas de esta sección y el material allí existente, además la urgente necesidad de agrandar y/ó incorporar otro terreno para las funciones descriptas. Sugiere, utilizar el terreno del “patio de palmeras”.

Pasillo de la planta baja que conduce al Instituto Nacional
de Musicología.

            El proyecto estaba presentado, pero las obras se iniciaron casi en los años cuarenta. Planta baja y dos pisos, relativamente modernos, con ascensor y montacargas. Son las instalaciones que hoy ocupan: en planta baja, la Biblioteca del Instituto Nacional de Musicología; primer piso, las oficinas de administración de dicho instituto; segundo piso, las oficinas administrativas de los organismos oficiales dependientes de la Dirección de Música y Danza: Coro Polifónico de Ciegos, Banda Sinfónica de Ciegos, Coro Nacional de Niños, Coro Nacional de Jóvenes, Coro polifónico Nacional, Orquesta Sinfónica Nacional, Orquesta Nacional de Música Argentina “JDF”, Ballet Folklórico Nacional.
            En los fondos de esta área, estaba la casa del casero, demolida recientemente.
            El sótano tiene la superficie de todo el edificio, también cuenta con varias salas. En una de ellas, amplia por cierto, funciona una “Minerva”, imprenta que data de fines del siglo XIX, la cual fue restaurada con muchos años de dificultad por los mismos imprenteros que hoy prestan servicios con ella. Señaladores, almanaques, recordatorios, tarjetas...
            Con tantos años de servicio de este edificio, son también muchas las leyendas que se hayan creado en su entorno.
            Remontándonos a los años de creación de la ciudad, corresponde recordar que sólo existía el “casco”, que se extendía hasta apenas dos o tres manzanas alrededor de la Plaza Mayor. Todo el resto era campo y bañados. A medida que se fue poblando, se parcelaron más solares. Esos estaban bordeando los bañados de un brazo del río, o arroyo Deseado. Por consiguiente toda actividad desechable estaba por estos lados, como las viviendas de los más pobres y/o marginales.
            Se dice que... este solar era sentamiento de esclavos... con los desenlaces lógicos, hambrunas, brutalidades, muertes... Quizás, son sus espíritus los que arrastran cadenas y gimen lastimosamente, haciéndose escuchar en distintas horas del día, según relatos de algunas personas que hoy trabajan en el Centro. No queda claro quién será el que saca sonidos al piano que está en planta baja; el mismo fue entregado en comodato al Instituto Nacional de Musicología, por la familia Williams, posiblemente a don Alberto, no le gustó el proceder o todavía no perdonó la interrupción de sus conciertos. Otra sombra que se desplaza por corredores y escaleras, bien podría ser el alma rebelde de don Paul... Reales o no, cada cual cree en lo que necesita o quiere creer, personalmente, no he visto ni sentido la “visita de nadie”, pero no puedo negar, que es un predio digno de ser habitado por fantasmas...
            Muchas gracias, por su visita, hasta pronto.